Quemada internacional

Empujando mis límites

Es muy fácil para mí entender que una persona no me entienda. Me suelo considerar por momentos una persona muy compleja y mi falta de normalidad es una de las pocas vanidades de las que me permito ufanarme. Desde una variada gama de personalidades- que de seguro han provocado el pensamiento de "multipolar" a mis padres- hasta un estado de humor constantemente cambiante acompañado de una pizca de sarcasmo son algunos de los matices que acompañan a mi persona.

Por esto repito, no culpo a aquellos que no logren entenderme, pero lo curioso es que muchas veces no logro entenderme a mi misma. Supongo que no logro encontrar cual de todas esas soy yo. Por lo mismo, he visto la manera de verme a través de otras personas, encontrar aquella yo que se acomode más a mi alrededor... no necesariamente con el intento de ser hipócrita ni condescendiente. Así que no es muy raro en mi que evite mezclar distintos grupos sociales a mi alrededor: universidad, colegio, familia, teatro, etc. Me imagino que si un día me hallo en algún tipo de reunión con todos ellos, probablemente los bruscos cambios en mi cabeza me volverían esquizofrénica...

Entre todas las formas de percibir a una persona, no hay ninguna que influencie más en mí que la llegada de mi hermana. Supongo que es el hecho de que en sí somos bastante distintas, empezando por el hecho de que me lleva 11 años de diferencia... Ella no vive conmigo, ni en este país, pero en esta visita su influencia cayó con todo sobre mí y me hizo realizar actividades que normalmente no haría por iniciativa propia, y por las cuales me encuentro pagando las consecuencias.

Empezando por un severo caso de inflamación a la piel por exposición al sol sin ningún tipo de crema protectora por 5 horas completas tras haber bebido un par de chelas con un grupo de hombres 10 años mayores que yo (como mínimo) y una pareja demasiado melosa. Tan solo la frase anterior no tiene mucho sentido para alguien que conoce mis formas básicas, pero para todos los demás: Odio la playa, odio el sol, no disfruto mucho de la cerveza y mucho menos de las parejas demasiado melosas.

En los siguientes días, podría nombrar muchas otras actividades que se van fuera de los límites de mi, por así llamarla, "normalidad"; pero digamos que fue como si me hubiesen secuestrado en la calle atado de manos y pies, metido a un helicóptero y obligado a lanzarte con un paracaídas... y volar. Asumo que son las cosas que nunca has hecho y que sabes que nunca harías llevado por tus propios pies, pero que siempre en el fondo pensaste en hacer las que disfrutas más...
Entonces, llego a la conclusión que a veces es más divertido andar con diferentes grupos, por más extraños que sean para vivir de verdad, tener todas las experiencias, buenas y malas. Divertirte en la playa, quemarte la piel, divertirte hasta las 6 de la mañana, tener ojeras, etc, etc. La cosa es no quedarse en la orilla...

M.M.